En mi opinión, como gerente de proyecto es fundamental dominar las funciones administrativas para poder hacer bien mi trabajo.
Planear me permite tener claro qué se va a hacer, en qué momento y con qué recursos. Organizar me ayuda a formar el equipo adecuado y repartir las tareas de manera clara. Dirigir implica guiar al equipo, motivarlo y tomar decisiones cuando se necesitan. Y controlar me sirve para verificar que todo avance como se acordó y ajustar el rumbo si algo se desvía.
En pocas palabras, considero que estas funciones no son teoría de libro, sino herramientas prácticas que uso todos los días. Un gerente de proyecto que las domina puede convertir una idea en un resultado real; en cambio, quien no las aplica termina reaccionando a los problemas en lugar de prevenirlos


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