Introducción

La República Dominicana se ha convertido en uno de los países más movidos y activos en temas de emprendimiento dentro de Latinoamérica y el Caribe. La gente allá emprende mucho, y eso se nota no solo en las cifras, sino en la actitud: poca aversión al riesgo, mucha iniciativa y una cultura de “hazlo tú mismo” que está profundamente arraigada.

Este análisis compara el emprendimiento independiente dominicano con el resto de la región, revisa cómo se mueve el ecosistema, qué sectores están creciendo más, cuál es el marco legal actual y cuáles siguen siendo los obstáculos que frenan su desarrollo.

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1. Comparación Regional: ¿Qué tan emprendedora es RD?

La Tasa de Actividad Emprendedora Temprana (TEA) —es decir, cuánta gente adulta está arrancando un negocio— coloca a República Dominicana entre los países con mayor actividad emprendedora del mundo. Esto coincide con una tendencia regional: América Latina y el Caribe suelen liderar este indicador.

Pero aquí viene el contraste: aunque mucha gente quiere emprender, el país ocupa la posición 115 en Doing Business del Banco Mundial. Eso se traduce en trámites lentos, costos altos y procesos complicados para formalizar un negocio. Resultado: muchísima informalidad. Muchos emprendedores prefieren operar sin registrarse porque formalizarse les cuesta tiempo, dinero y dolores de cabeza.

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2. El Marco Regulatorio y la Ley 68-19

Un cambio importante llegó con la Ley 68-19, que eliminó el requisito del capital social mínimo de RD$100,000 para crear una SRL. Antes, ese monto era suficiente para desanimar a cualquiera; ahora la formalización es más accesible porque puedes constituir tu empresa con el capital que realmente tienes.

Aunque es un avance enorme, todavía falta que los procesos sean más ágiles y que la formalidad se convierta en un beneficio real, no solo en un trámite adicional.

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3. Sectores donde el Emprendimiento Independiente está creciendo más

El emprendimiento en RD se concentra en sectores muy alineados con la estructura económica del país:

1. Turismo y servicios relacionados

El turismo sigue siendo un pilar económico (8.4% del PIB). Esto abre oportunidades para guías, experiencias turísticas, servicios especializados, logística, tecnología para hoteles y más.

2. Comercio y Servicios / MiPymes

Este es el corazón del emprendimiento dominicano. La mayoría son negocios pequeños: consultores, freelancers, talleres, servicios profesionales y tiendas.

3. Tecnología y Negocios Digitales

Este sector está explotando. Para 2025 ya había más de 4,800 emprendimientos digitales registrados: comercio electrónico, software, marketing digital, servicios remotos… Es un espacio ideal para emprender sin necesidad de grandes inversiones.

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FORTALEZAS DEL ECOSISTEMA (según los análisis combinados)

• Muchísima gente quiere emprender (más del 60%).

• Gran participación femenina y adulta (35–54 años).

• El país está muy por encima del promedio del Caribe en actividad emprendedora.

• Hay sectores fuertes: turismo, tecnología, comercio, agroindustria y zonas francas.

• Las remesas y la ubicación geográfica crean ventajas competitivas.

• Crece el número de incubadoras, aceleradoras y fondos de inversión.

• Se está fortaleciendo la digitalización post pandemia.

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DEBILIDADES Y RETOS

• Alta informalidad (más del 50%).

• Muchísimos emprendimientos cierran por falta de planificación y financiamiento.

• El acceso al crédito sigue siendo complicado.

• Las ciudades dominicanas no están bien posicionadas como hubs de startups (Santo Domingo tiene 801/1000).

• Mucho emprendimiento por necesidad, poco por oportunidad.

• Procesos burocráticos largos y costosos.

• Sistema tributario complejo.

• Brechas de educación empresarial y acceso desigual a tecnología fuera de las ciudades principales.

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Comparación con la Región

Versus el Caribe

RD tiene un mercado más grande, más diversificado y mejor infraestructura que muchas islas caribeñas. También está más conectada con cadenas de valor globales.

Versus América Latina

Está en niveles similares a países como Colombia y Perú en emprendimiento, pero muy por debajo de ecosistemas más desarrollados como México, Chile o Brasil. Su mayor debilidad sigue siendo la informalidad.

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Mi visión personal del emprendimiento en República Dominicana (versión humanizada)

Después de revisar toda esta información, tengo una idea bastante clara del panorama. Lo primero que reconozco es algo que ningún informe puede medir del todo: la resiliencia del dominicano. Esa cultura de “buscarse la vida” es real, se ve en la calle y en cada negocio pequeño que nace con lo que hay a mano.

La Ley 68-19 fue un antes y un después. Quitar el requisito de los RD$100,000 para crear una SRL abrió puertas que antes estaban cerradas para miles de personas. Aun así, seguimos arrastrando un problema grande: confundimos cantidad de emprendimientos con calidad de emprendimientos. Sí, emprendemos mucho, pero también cerramos mucho.

La burocracia es otro tema serio. No es solo llenar formularios: es tiempo perdido, gastos innecesarios y procesos tan confusos que terminas pagando a un gestor. Es normal que la gente prefiera la informalidad, aunque eso termine impidiendo su propio crecimiento.

La informalidad es peligrosa porque es una trampa. Te permite arrancar rápido, sí, pero te deja sin acceso a crédito, sin posibilidad de exportar y sin crecer más allá de sobrevivir. Y lo peor es que te acostumbras a operar así.

La posición 801/1000 de Santo Domingo como ciudad para startups duele, pero también es honesta. Tenemos espíritu emprendedor, pero no un ecosistema que lo sostenga. Mucho entusiasmo, poca estructura.

Lo que creo que realmente necesitamos es:

• Trámites más simples y rápidos.

• Financiamiento real y accesible, no solo anuncios.

• Educación empresarial masiva, desde lo básico hasta lo avanzado.

• Reducir la informalidad, pero haciendo que formalizarse valga la pena.

La metáfora más precisa que se me ocurre es esta:

RD es como un corredor de élite corriendo en chanclas.

El talento está ahí. Las ganas también. Pero seguimos sin el equipo adecuado para competir a nuestro verdadero nivel.

Hasta que no logremos que la mayoría emprenda por oportunidad —no por necesidad— seguiremos teniendo muchos micro negocios que sobreviven, pero pocas empresas que crecen, se expanden y transforman sectores completos.

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